viernes, 28 de junio de 2013

Orgullo

Este año no voy a escribir nada porque, como suele decirse, una imagen vale más que mil palabras. Así que, señores y señoras, sean felices y estén muy orgullosos de quienes son.











martes, 25 de junio de 2013

Matheson ya es leyenda

Menudo mesecito que llevamos los aficionados a la ciencia ficción. Si hace apenas un mes fallecía Jack Vance, el 23 de junio se iba también Richard Matheson.



Ultraconocido por dos de sus novelas, Soy leyenda y El hombre menguante, Matheson tuvo una trayectoria que no se limitó exclusivamente a la literatura de ciencia ficción pues amplió su campo, como muchos otros, al fantástico y al terror. Además, participó como guionista, tanto en televisión como en el cine, adaptando obras suyas y creando otras nuevas para estos medios. Eso propició que su producción literaria fuese menos prolija que la de otros escritores que, como él, comenzaron a escribir a comienzos de la década de los cincuenta del pasado siglo.

Y como siempre hay gente que sabe más y escribe mejor que tú, pues aquí les dejo un enlace de uno de los blogs de Fotogramas (que tiene unos cuantos bastante buenos sobre el mundo del cine) en el que se hace un recorrido por el Matheson más cinematográfico. Ahora una poca de música.



viernes, 21 de junio de 2013

Música para el Hombre de Acero

Hoy se estrena el último intento de relanzar el superhéroe por excelencia, Superman, bajo el formato de una nueva saga: Man of steel. Y para ir abriendo boca vamos a hacer un pequeño repaso por la música que se ha compuesto para este personaje.



Obviamente, y aunque existen adaptaciones televisivas de años anteriores, hay que empezar por la primera vez que fue llevado al cine. Bajo la batuta de John Williams, Superman llegó a la gran pantalla en 1978. Williams compuso un tema magistral, heroico, con el que aún hoy mucha gente sigue identificando a este personaje y que se convertiría en leitmotiv no sólo para esta película sino para las posteriores entregas. Pero es que, además, creó una estupenda banda sonora, con momentos espectaculares como todo lo concerniente al planeta Krypton (tanto en la escena del juicio como la de su destrucción), las superhazañas y toda la gran escena final, que se combinan con otros momentos más líricos y románticos, como la escena del vuelo. Quien diga que el Maestro sólo compone marchas es porque no ha prestado atención a la música de sus películas.




De las siguientes entregas, quizás la que tiene un cierto poso de calidad sea la segunda, debido a que Ken Thorne, el encargado de crear la música, mantuvo buena parte de los temas que Williams había creado y desarrollado en la primera parte. Se nota, por ejemplo, en el comienzo de la misma, donde calca prácticamente la composición de la escena del juicio. De las otras dos partes mejor ni hablo porque se limitan a un refrito del tema principal, salvando algún que otro corte compuesto por el propio Thorne para la tercera entrega.




Desde entonces, y durante casi dos décadas, Superman desapareció del cine para refugiarse en la pequeña pantalla. A mediados de los noventa, la Warner creó Lois y Clark: las nuevas aventuras de Superman, una serie en la que se seguían las peripecias de ambos desde su trabajo en el Daily Planet y que estaría en antena durante cuatro temporadas. Lo cierto es que para ser un producto televisivo no estaba mal y, desde luego, no daba la vergüenza ajena que sí produjeron las dos últimas películas de Superman. Curiosamente, se creó un tema propio para la serie sin recurrir al archiconocido de Williams que intentaba darle un toque heroico. Ya en este siglo apareció Smallville, otra serie que duró diez temporadas, en la que se jugaba con un Clark Kent adolescente y su vida cotidiana antes de lanzarse a ser Superman. En su música participó fundamentalmente Mark Snow, el mismo de Expediente X, combinando temas rockeros con un score más clásico.



En plena efervescencia de Smallville, se filmó una nueva adaptación de las aventuras del Kryptoniano más famoso, Superman returns. Una nueva vuelta de tuerca en la que, tras una larga ausencia, Superman volvía a la Tierra para reclamar a Lois y luchar contra Lex Luthor. El encargado de ponerle música fue John Ottman, que respetó y empleó el tema creado por Williams para, a partir de ahí, crear una banda sonora nueva, totalmente independiente, con grandes momentos heroicos con la utilización de coros. Es un score en el sentido más clásico que cuadra bastante bien con las imágenes y, de hecho, casi se puede decir que es mucho mejor que la propia película.




Y llegamos a la actualidad. Warner y DC han puesto toda la carne en el asador tras ver como Marvel se está llevando el gato al agua en la adaptación de los superheroes a la gran pantalla. Para ello nada mejor que partir de cero, con un reinicio de la saga acorde a los nuevos tiempos, y encargando el trabajo a Zack Snyder, el director de 300 y Watchmen. Amén de gastarse un pastón, unos 225 millones de dólares, que prácticamente han recuperado en el primer fin de semana. Pasando al tema musical, Hans Zimmer ha sido el encargado de crear la banda sonora. Zimmer se ha desvinculado por completo de la herencia de Williams; ha creado al igual que aquel un tema principal pero, a diferencia del Maestro, no implica al espectador, no tiene ese tono heroico que podamos asociar al superhéroe y llevar al espectador hacia éste. La mayor parte de la banda sonora es descriptiva; con la excepción de un par de detalles que la identifican al usar el tema principal, bien podría pasar por cualquiera de la saga de Batman (no en balde comparten el mismo compositor y productor). Tiene sus momentos épicos y grandilocuentes pero no hay diversidad, no hay distinción entre las escenas (salvando algunas) y no facilita que el que escucha se sienta cercano. Sinceramente esperaba más de Zimmer.




PD: Actualizo con una crítica a la banda sonora de Zimmer que dice mucho y con mejores palabras lo que pienso de ella.

miércoles, 19 de junio de 2013

Starfighter 2 y 1/2

Ya sabemos que en este nuestro país suele haber muchos capitanes y pocos marineros. Ocurre tanto en la empresa privada como en la pública. Demasiados jefes y pocos currantes de base que, al final, son los que acaban sacando el trabajo sucio. Y el que escribe no va a constituir la excepción que justifica la norma.

Tengo dos jefas y, afortunadamente, ambas están en otra isla, con un ancho por medio lo que revierte en tranquilidad para mi salud mental. Una de ellas, la que es jefa jefa, la conocí la semana pasada en persona; nos habíamos visto en un par de videoconferencias pero nada más. Y, después de casi cinco años, cruzó el charco y se presentó casi de extranjis porque nadie sabía que venía, al menos por lo que me pude enterar. Es una tipa con un carácter especial, tanto que mi anterior jefe (en materia archivística) se largó en el concurso de adscripción porque ya no la aguantaba. De hecho, me han contado que se pone a gritar y despotricar, algo que espero no ver nunca y aún menos padecer, aunque reconozco que si se pusiese así me largaría sobre la marcha. La nueva subjefa ha empezado a descubrir este año como se las gasta y me ha reconocido (en voz muuuy baja y con la boca pequeñita) que la ha estado puenteando. Mal rollo en el ambiente, vamos. Menos mal que no estoy de cuerpo presente en la sede central porque si no ya estaría subiéndome por las paredes, como me pasó con la visita de la penca esta, en la que estuve a punto de quedarme sin vacaciones porque la muy h..j.d.p..a se emperraba en que tenía que quedarse alguien en agosto (cuando ya lo hay). En fin, nada que no se pudiera solucionar con un par de compañeras comprensivas y que se ofrecieron para lo que surgiese.

Luego tengo la otra jefa en materia de lo mío, con la que hablamos de curro, de las tareas que hay que hacer, cómo enfocar algunas cuestiones, las dudas, sugerencias y demás historias. Con esta lo llevo bastante bien porque ya se cómo tratarla, y como es del mismo gremio pues nos entendemos perfectamente. Por último, tengo a otra tiparraca que no es jefa directa mía pero que, por su cargo (lleva la administración del edificio y todo lo concerniente a la coordinación), pues me afecta parcialmente. Es la media jefa que me faltaba. A veces colabora pero en otras me he mosqueado bastante con ella, básicamente porque ya tiene una cierta edad y es una experta en echar balones fuera porque no quiere problemas. Pues vete de auxiliar administrativo guapa, que para algo te están pagando una jefatura gorda; los problemas van acorde con el sueldo.

No obstante, dentro de lo que cabe, reconozco que no me quejo mucho porque estar a distancia de las jefas directas ayuda a tener mucha tranquilidad. En ocasiones, como la semana pasada, te las encuentras y te enervan, sobre todo cuando hay dos juntas; pero, en general, disfruto bastante con mi trabajo. Sólo espero que se jubilen prontito y desaparezcan del mapa lo antes posible. Si no, me veo contratando un cazarrecompensas...



miércoles, 12 de junio de 2013

Cinefilia venidera

Este fin de semana tuve que asistir a la primera comunión en muchísimos años, lustros e incluso décadas, diría yo. La primera de las dos que pienso asistir en lo que que me queda de vida, al menos en pack completo misa+celebración. Y porque son mis sobrinas, a las que quiero con locura, porque al resto mando la delegación familiar que siempre queda muy bien. Aparte de esta entrañable celebración/circo religiosa-fashion-familiar, el resto del fin de semana ha sido tranquilo. Con la salvedad de realizar un nuevo intento de salvar al mundo de las garras del primigenio de turno, y que no pudo ser aunque esta vez por los pelos.


Así que para entretenerles un poco, hoy les traigo ración extra de frikadas y mucha cinefilia. La primera es la habitual presentación que todos los años realizan en el Disneyworld de Orlando, en la celebración del fin de semana dedicado a Star Wars. Este año con más motivo que nunca tras la adquisición de Lucasfilm. Por supuesto, además de desfiles varios, personajes y demás, el plato estrella es el Dance off with Star Wars Stars, un clásico anual de este blog y que no podía faltar un año más. Así que ahí va.




¿Cómo se les ha quedado el cuerpo? Agitado, verdad. Pues continuemos. De aquí a menos de un mes se estrenarán dos de las películas a las que tengo más ganas este año. Man of steel, el nuevo intento de relanzar la franquicia de Supermán, y Star Trek: Into Darkness, la nueva entrega de la saga trekkie dirigida, una vez más, por J. J. Abrams. Por un lado quiero verlas e intentaré hacerlo el fin de semana de su estreno (sí, soy así de loco) pero, por otro lado, tengo miedo. La primera tiene buena pinta en el trailer pero no sería la primera vez que eso sucediese y luego fuese un bluff, aunque las críticas y las sensaciones son bastante buenas. De la segunda me espero casi ya cualquier cosa después de la starwarización sufrida por la saga de la mano de Abrams; quiero ver al Cumberbatch haciendo de malo porque puede ser lo mejor de la película. Así que ya les iré contando en próximas entradas. ¿Un avance de ambas?





Y, por último, ya ha comenzado a funcionar la maquinaria propagandística de Peter Jackson para presentar la segunda entrega de El Hobbit que se estrenará en diciembre, justo dentro de seis meses. Un largo trailer en el que ya se vislumbran nuevos personajes y la estrella de esta parte: Smaug, el dragón. Sólo espero que sea un poco más acorde con el libro y se contenga la épica en favor de las aventuras aunque, al igual que con las películas que comenté antes, me temo que no va a contentar a todo el mundo. Por si  no lo han visto, aquí el primero de varios avances que irán apareciendo en los próximos meses.



jueves, 6 de junio de 2013

Jack Vance que estás en los cielos

Hace un par de días leí por los interneces que el pasado 26 de mayo falleció Jack Vance, y uno sin enterarse. Hace casi un año escribí una entrada parecida dedicada a Ray Bradbury, y es que parece que casi todos los grandes escritores de la ciencia ficción van cayendo poco a poco. A pesar de la longevidad que han tenido muchos, porque Vance ha muerto a la edad de 96 años, casi nada.



Para los no lectores habituales de la ciencia ficción probablemente, y casi con toda seguridad diría yo, el nombre no les dirá nada. Y es que a pesar de haber ganado en su momento algunos de los premios literarios en esta materia más importantes (como el Hugo dos veces y el Nébula), Vance no contaba con una de esas obras de gran relumbrón que le hubiese dado enorme popularidad entre la gente como una Fundación en el caso de Asimov o unas Crónicas marcianas en el de Bradbury. Sin embargo, dentro de los aficionados al género de la ciencia ficción era uno de los más considerados y populares.

La culpa de esa alta consideración la tienen sus novelas. Generalmente, éstas se presentan como libros de aventuras, y es verdad que suelen serlo, pero bajo esa primera capa superficial subyace todo un mundo lleno de relaciones personales donde se reflejan lo mejor y peor de la condición humana, desde la envidia, la ambición, la venganza hasta la solidaridad, el amor, la curiosidad, la ciencia, etc. y Vance es un experto en describírnoslas e irlas desarrollando poco a poco. Junto a ello, uno de los elementos que más destacan en las novelas de Vance es el extremo detallismo a la hora de describir ya sea un mundo nuevo, una sociedad, un entorno, y la enorme variedad que va apareciendo en toda su bibliografía. Tal vez el relativo desconocimiento de Vance entre el gran público se deba a que nunca se dejó llevar por las corrientes imperantes o los temas de moda entre el resto de los autores; siempre siguió un camino propio y personal, con temas que le interesaba, y creía que le podrían interesar al resto.

Por eso he disfrutado leyendo la Serie de la Tierra Moribunda, la de los Príncipes Demonio o la de las Crónicas de Cadwal, o algunas de sus novelas sueltas. Si les interesa lean alguno (aquí para lo que ya saben) de sus libros, no se arrepentirán.


martes, 4 de junio de 2013

Follow me

Creo que este año la Operación Bikini va a quedarse en un ligero lifting y poco más. Entre catarros que son como el Guadiana, puentes y demás circunstancias, he visitado poco el gimnasio durante el pasado mes de mayo. Lo bueno de todo es que a pesar de ello sigo manteniéndome en el peso que tenía, así que ni chicha ni limoná. Ni pa'lante ni pa'trás. Menos es nada. Eso sí, se nota que el verano está a las puertas porque el público asistente ha aumentado notablemente; y eso que a las horas que voy ya es todo un logro que haya más de diez personas. De todas maneras, voy a tener que chutarme algunas vitaminas o algo porque cada vez cuesta más madrugar; si hay que elegir entre dormir una hora más a gustito en la cama o levantarte para sufrir y sudar como un cochinillo la neurona hace una elección la mar de simple. Y a estas alturas del año ya uno sólo pienso en el verano y las vacaciones. 

Para colmo de males, de vez en cuando me sale la vena masoquista y ahora me hallo en pleno proceso de autoflagelación. Dentro de dos semanas tengo la prueba de nivel para entrar en la Escuela Oficial de Idiomas. Como soy así de estupendo y me creo el rey del mambo pues me apunté directamente para el nivel II de Intermedio cuando, en realidad, mi nivel no sirve ni para pedirle una hamburguesa a un dependiente del McDonald's. Y ahora ando llorando por las esquinas, medio atacado de los nervios e intentando repasar un poco de vocabulario y algunas nociones básicas para no quedar como el culo delante del profesor/a que me haga la prueba. Que necesidad tendré yo de esto...

Vamos, que me espera un mes de junio un poco intenso. No hablo ya de series pendientes, libros y comics que se van apilando, películas por ver... [Modo llorica OFF] Siempre nos quedará la llegada del verano y el comienzo de la temporada de playa.